miércoles, 31 de octubre de 2012

FIDEL ES INMORTAL


Por Francisco Luciano

Definitivamente sus enemigos no lo entienden. El caballo es inmortal. Es invencible y  esta plantado con profundas raíces  en la conciencia  de sus conciudadanos,  quienes  les admiran y  respetan por lo que es.  

Fidel Castro nunca  ha mentido a los cubanos y en cada momento difícil de la revolución se la ha jugado sin vacilación, marchando siempre en primera fila, corriendo en persona los riesgos.

Con ochenta y seis años, aquel hombre de otrora verbo incandescente  dedica cada segundo de su existencia al esfuerzo por mejorar la calidad de vida del pueblo que durante cincuenta años ha confiado en su buen juicio, presteza y entereza para conducirlo.

Trabaja duro, recibe visitas, conversa, lee, escribe y se ejercita.  Sabe que físicamente nadie es eterno y que cada día está más cerca de dejar de respirar y por eso no tiene tiempo para dormir , pues cuando llegue el indeseado momento y su vida biológica llegue a su fin, tendrá tiempo suficiente de hacerlo como el mismo dijera a un grupo de jóvenes estudiantes dominicanos en 1986 en La Habana.

Fidel Castro, al igual que todos los grandes hombres de nuestra América, será más grande cada día a contar de su desaparición física.  Necesariamente tendrá que morir, pero por ahora no tiene “ni un leve dolor de cabeza” y si abundante sabiduría  y buen juicio.  Su mente se ejercita con intensidad durante cada instante y conocedor de la guerra prefiere la paz.

Fidel existirá siempre, en la risa de cada anciano, en la esperanza de cada niño, en el sueño de un mañana mejor, expresado por cada mujer del planeta.  Siempre estará allí, resuelto a dar la cara y a defender la verdad en cada hoja verde de cada árbol floreciente, en cada gota de roció y porque no,  en cada gota de sudor vertida por los trabajadores.

Vivirá Fidel por siempre, porque siempre será necesario enfrentar la mentira y derrotar el engaño. Fidel es sencillamente inmortal, pues su impronta está recogida en su historia de lucha por la libertad, por la paz y la armonía entre los hombres y las naciones.

Quienes desean apresurar su muerte física, lo  están conduciendo a un estadio mayor de su gloria, lo apresuran a convertirse en un hombre más gigante del que ahora es.

El autor es catedrático universitario y dirigente del PTD.

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