Por: José S.
Méndez
Los Estados están en la obligación de sustentar sus
políticas en el marco de lo realizable, no de una política que se nutra de la
fantasía.
Los Estados cuentas con cuatro elementos
constitutivos (Territorio delimitado por fronteras, población estable, gobierno
con plena autoridad y soberanía nacional e Independiente frente al exterior),
para ser admitido en la sociedad internacional, no obstante, se exige un último
requisito: el reconocimiento por los otros Estados, por la Comunidad
Internacional.
Frente a estas características que poseen los
Estados, a diario escuchamos a ciertos funcionarios y dirigentes políticos,
hablar del Estado Dominicano y de su soberanía, no aportando suficientes
elementos de juicio en relación a tan importante tema. Para las personas que
ejercen la política como profesión se le exige tener amplios conocimientos
sobre asuntos relacionados con el derecho internacional y los diversos tratados
en el ámbito mundial.
En otras ocasiones esos referidos líderes de
organizaciones políticas guardan silencio, ante los asuntos que tienen que ver
con las multinacionales, que de acuerdo con la definición de las Naciones
Unidas (ONU), “son las sociedades que poseen y controlan medios de producción o
servicios fuera del país en el que estaban establecidas” o también la empresa
que ejerce el control de por lo menos una firma en el extranjero con un capital
superior al 10%.
Esas empresas inciden en la división internacional
del trabajo, controlan mayoritariamente las inversiones extranjeras y la gran
parte de los intercambios comerciales en el mundo, acentuando la reducción de los costes liberales y el control
sindical, profundizando la división norte/sur, impulsando el desarrollo
científico tecnológico y contribuyendo de forma determinante en los procesos de
interdependencia y globalización mundiales; en el plano político, condicionan y
llegan a controlar incluso la actuación de los Estados, por lo que constituyen
- según algunos expertos – una verdadera amenaza para la Independencia Nacional
y el propio desarrollo económico, al mismo tiempo que ejercen como grupo de
presión internacional.
En el marco de la globalización los gobiernos de las
naciones, procuran atraer a las multinacionales por medio de subvenciones y
exenciones impositivas.
Hoy en día y es lamentable decirlo que mucho de
nuestros políticos han desbordado los principios morales, debido a que han
olvidado que la política debe regirse no solamente por normas éticas, sino
también que debe estar apoyada por los parámetros ideológicos que son los que
garantizan una verdadera consolidación en el plano filosófico moral.
La política debe tener contacto con la realidad, que
no se nutra de fantasías, que vea el mundo social como lo que es y no como lo
que quisiéramos que fuera, deben comprender que la aplicación de una política
real, postula el principio de que los Estados se conducen en sus asuntos
exteriores, motivado por su interés nacional y no por consideraciones de
altruismo, amistad, idealismo o solidaridad y que el poder juega un papel
crucial en las relaciones internacionales.
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