Por: Nélsido Herasme
El legendario revolucionario y recio luchador sindical, Francisco Antonio Santos, nos tomó por sorpresa, al incluirnos en una comisión que se apresta a celebrar, en una especie de réplica del concierto “7 Días con el Pueblo”, evento artístico, político y cultural que marcó un hito en las historia política de la República, celebrado del 25 de noviembre al 1ro de diciembre del año 1974, hace ya 40 años.
Este festival desfilaron artistas de varios países latinoamericanos, el cual fue convocado por la Central General de Trabajadores (CGT), el cual contó con cinco entregas masivas, en Santo Domingo, en Santiago y San Pedro de Macorís.
En el estadio olímpico de la capital se efectuaron los conciertos de apertura y cierre, dos en el parque Eugenio María de Hostos y casa de teatro.
Los conciertos en el interior se llevaron a cabo en el Estadio Cibao de Santiago y en el Tetelo vargas de San Pedro de Macorís.
7 Días con el Pueblo contó con la participación de los argentinos Mercedes Sosa y Bernardo Palombo, los boricuas Danny Rivera, Antonio Cabán Vale (El Topo), Lucecita Benítez y Estrella Artau, los cubanos Silvio Rodríguez y Noel Nicola, los españoles Víctor Manuel y Ana Belén, el catalán frances Pi de la Serra, el grupo venezolano Los Guaraguao, el mexicano Guadalupe Trigo y el uruguayo Roberto Darwin.
También se destacaron los grupos locales como el Combo Show de Johnny Ventura, Los Ahijados de Cuco y Martín Valoy y los grupos Expresión Joven, Nueva Forma y Convite.
En la perspectiva de los años “7 días con el pueblo”, los dominicanos comprometidos con el cambio, fortalecieron la luchas por la transición democrática. Bajó una cruenta represión desatada por el gobierno de Joaquín Balaguer, se puso en libertad a un grupo de presos políticos y varios conflictos laborales se saldaron a favor de los trabajadores.
Francisco Antonio Santos, junto a Julio de Peña Valdez, Fernando de la Rosa, Efraín Sánchez Soriano, Nélsida Marmolejos e Isabel Tejada, de la desaparecida CGT, tuvo que ver con el montaje de este importante evento, cuyos aportes a la clase trabajadora y su inquebrantable resistencia hoy, a pesar de tener su salud un tanto quebrantada, lo hacen merecedor del respeto, la admiración y el cariño de dirigentes sindicales, políticos y sectores populares y de la sociedad civil.
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