Por: José S. Méndez
Los organismos de inteligencia
del mundo especializados en el tema de las mafias consideran “que la actividad principal de una mafia
consiste en ofrecer protección a cambio de remuneración”. En
apariencia
-agregan- los expertos “que la industria mafiosa brinda una protección contra la violencia ordinaria (es decir, contra la delincuencia común)”.
-agregan- los expertos “que la industria mafiosa brinda una protección contra la violencia ordinaria (es decir, contra la delincuencia común)”.
Se habla que la mafia se presenta
entonces como una industria de protección privada o más exactamente, como una
industria que produce y vende protección privada. Este tipo de organizaciones
parecen llenar las lagunas de un Estado ausente, débil o desacreditado en una
tarea, en principio fundamental.
Hay que tomar en cuenta que no
hay mafia que perdure sin la complicidad de la política. Esta triste realidad
nos ofrece una lección fundamental de la historia del fenómeno mafioso, porque
plantea la cuestión del grado de resistencia ética de la clase política frente
a poderes corruptores y violentos al lucrativo mercado de la seguridad. En este
ámbito la mafia propone y con frecuencia impone un servicio en el mercado de la
seguridad global (física, material o económica) contra un riesgo real,
imaginario o provocado por ella misma.
A juicio de uno de los más
grandes especialistas mundiales en los estudios de las organizaciones mafiosas,
en su historia y funcionamiento, el Dr. Jean-François Gayraud se pregunta ¿Cuál
es la naturaleza profunda de una mafia? “Un
análisis inicial y superficial tendería a reducir una mafia a su dimensión
criminal (desviación social, ilegalidad y marginalidad, búsqueda de beneficio y
empresa), que agrega a sus objetivos visibles y materiales”.
Jean-François, que también es
autor de varias obras sobre asuntos policiales y el crimen organizado, señala
que “la naturaleza de una mafia nunca es
de igual naturaleza o valor que otra cosa: no es una entidad criminal pura, ni
una institución económica específica, ni una mera organización política. Una
mafia desempeña múltiples funciones sociales y presenta distintos rostros”.
Se puede asegurar como afirma
este experto “que la matriz mafiosa es
una maquina capaz del dominio político, el enriquecimiento criminal y el
arraigo social”. En esto reside su originalidad, su fuerza histórica y
probablemente el secreto de su supervivencia.
“El
poder mafioso, por su acercamiento al poder dominante, motiva que las mafias
más evolucionadas cohabitan con las elites políticas y económicas, con los
bancos, el sector financiero, los sindicatos, los partidos políticos y el
sector empresarial y se hace cada día más fuerte porque también tiene enérgicas
conexiones con los tribunales y grupos de abogados que defienden a estas
organizaciones”.
Coincidimos con la tesis de los
especialistas en el tema de las mafias “de
que las posibilidades de supervivencia de una mafia dependen del control que
puede ejercer sobre todo o parte del aparato político”. Son numerosas las
entidades con sentidos mafiosos que acompañan a la emigración, al margen de los
motivos que la originen, el hambre, la guerra, la represión política u otras
razones.
Citamos nueva vez al autor de la
obra titulada “El G 9 de las Mafias en el
Mundo”, geopolítica del crimen organizado que dice: “las mafias no son una anomalía
ni una patología, sino el indicador de la evolución criminal del mundo”.
Nosotros concluimos citando la
poesía de Charles Baudelaire, “el mayor engaño del diablo consiste en
convencernos de su inexistencia”.
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