jueves, 6 de febrero de 2014

UN ESTADISTA ANTE LAS GARRAS DE LOS ANALISTAS POLITICOS


Por José Méndez

Son muchos los casos en que hombres de Ciencias son vituperados por grupos o sectores que adversan su manera de ver el quehacer de la política y los problemas del mundo.

Tales son los casos de Woodrow Wilson que en su primer discurso el de 2 de diciembre del 1913, fijó las directrices de lo que después se conoció como “Wilsonismo”. El derecho universal y no el equilibrio, la integridad nacional y no la autoafirmación nacional eran, en opinión de Wilson los fundamentos del orden internacional. Otras situaciones similares fueron las de Richelieu con su raison d’état que también fue adversado en aquel tiempo, por analistas y estrategos de la diplomacia francesa, y la de Otto Von Bismarch, quien también fue atacado por los liberales y la prensa nacionalista alemana.

No es de extrañar que en estos tiempos hombres de luces con categoría de estadistas, como el Dr. Leonel Fernández, sean adversados por Analistas Políticos. Es bueno recordar en lo que dijo Adam Smith en “La riqueza de las Naciones”, que una “mano invisible”, siempre actúa en contra de quienes son faros de luces  que iluminan los caminos de los pueblos en la búsqueda de alcanzar la prosperidad y el desarrollo sostenible de sus respectivas naciones.

Los Analistas Políticos, son personas capaces de analizar los acontecimientos políticos, es decir de descomponerlos en sus últimas unidades de sentido, explicarlos del modo más objetivo posible y volver a ensamblarlo para ofrecer después una interpretación de esos hechos que tenga autoridad, para que sean creíbles, desinteresados y productivos, pero en la sociedad dominicana son muy pocos los analistas políticos que ofrecen sus narraciones al margen de posiciones políticas, ideológicas y partidarias.
  
Los expertos en comunicación y en asuntos internacionales señalan que existe una gran diferencia entre un Estadista y un Analista Político, el analista puede elegir el problema que desea estudiar, mientras que los problemas del estadista se le imponen. El analista político puede dedicar todo el tiempo que juzgue necesario para llegar a una conclusión clara; para el estadista, el desafío abrumador es la presión del tiempo. El analista no corre riesgos. Si sus conclusiones resultan erróneas, podrá escribir otros tratados sobre el asunto en cuestión. Al estadista solo se le permite una conjetura; se le juzgará por su poder intelectual. El estadista debe actuar basado en evaluaciones que no pueden demostrarse en el momento en el que las está haciendo; será juzgado por la historia según la sabiduría con que se haya enfrentado al cambio inevitable y, ante todo, por lo bien que haya conservado los asuntos políticos, la economía y la paz social.


¿Quién o quiénes podrían en estos momentos superar la intelectualidad de un político con la categoría de estadista como la que  posee el ex presidente el Dr. Leonel Fernández?

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