Por Franklin Soriano
El inminente triunfo de la Revolución de Abril de 1965 y que obligó a los norteamericanos a invadir nuestro país provocando el abortamiento de esta gesta, ha dejado una serie de secuelas en nuestro pueblo que todavía hoy estamos pagando.
A raíz de este
acontecimiento, la gran potencia del norte diseñó toda una política de
contrainsurgencia y dominio dirigida al control de la nación dominicana... en
lo militar, cultural, educativo, medios de comunicación, organizaciones no
gubernamentales, maraña diabólica cuyo objetivo final era y es anular cualquier
posibilidad de ascenso al poder de la izquierda y grupos progresistas
contrarios a sus intereses.
Hemos sido víctimas
de un proceso de enajenación, alienación e inversión de valores y que no es más
que la confirmación de la estrategia puesta en práctica por el Tío Sam Y me
apenas tener que hacer este preámbulo para referirme a una cuestión
aparentemente tan elemental como es la contaminación de un río, el Higuamo, y
la indiferencia de la gente.
Y es que me duele
esta actitud de mis conciudadanos y munícipes, ver su desidia y displicencia
frente a los temas vitales, en tanto buena disposición hacia las cosas cursi y
banalidades, como si la entera población estuviera narcotizada.
Han transcurrido
pocos días desde que reiteré la denuncia que hace ya algún tiempo vengo
realizando con relación a la grave situación por la que atraviesa el río
Higuamo en mi comunidad y se pueden contar los que han reaccionado. Inaudito!
Es triste ver como
la conjugación de intereses perversos han actuado para establecer un imperio de
mordaza y silencio sobre esta problemática que nos atañe a todos.
Y aunque se sabe
los nombres y apellidos de quienes contaminan y asesinan lentamente nuestro
río, volvemos y lo repetimos... este es el secreto mejor guardado de la
República Dominicana.
El río Higuamo,
inspiración de los poetas, se nos muere y con ello se condena a San Pedro de
Macorís. Por favor, acudamos en su auxilio!
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