Por Julio César Francisco
Economista
Corría el año 1978 cuando el pueblo dominicano creyó ver el fin de la cola del huracán llamado “Trujillo”, el cual parecía totalmente acabado tras la salida del poder del Dr. Balaguer.
Tras Balaguer, Don Antonio Guzmán, luego Salvador Jorge Blanco los dos gobiernos corresponden al PRD y fue tal la inquina sembrada y germinada en el seno de ese partido, que ya algo que a todos nos parecía imposible resurge ya anciano y al parecer diezmado, la figura del Dr. Joaquín Balaguer (1986).
¿Por qué resurge nueva vez Balaguer? Muy sencillo, porque el PRD nunca ha tenido un plan objetivo ni concreto para la toma del poder.
Tampoco tienen el plan de cómo conservar el mismo.
No bastaba liberal presos políticos o permitir el retorno de los dominicanos exiliados, faltaba modificar el sistema básico de enseñanza escolar, no lo hicieron.
Faltaba modificar las estructuras del Estado, no lo hicieron.
Faltaba modificar el sistema jurídico, no lo hicieron
La infraestructura nacional estaba dispuesta y no hicieron nada.
Cuando estos jóvenes de clase humilde, en más de un 90%, llegan al poder (1978) el poder mismo los emborracha con escritorios, vehículos, secretarias, salarios, seguridad, ropas nuevas y viajes al extranjero.
Fue mucho cuando, carecían de todo.
Todos se olvidaron de transformar el aparato estatal y crear un sistema de política pública sostenible, no populista, no asistencialista y hoy tienen que escuchar a sus detractores, especialmente a los del PLD, cuando con mucha bulla les vociferan solo Balaguer y Leonel han hecho algo por este país.
El poder se asume para hacer y permanecer, quien no está consciente de esto no permanece.
Los cinco sentidos de una Nación deben disfrutar por igual, cuando sólo el gusto y el tacto se satisfacen tres sentidos, que son mayoría, quedan insatisfechos, eso ha sido el PRD en sus gobiernos, sabor(libar) y tacto(RD$) solamente.
¿Qué pasó con el gobierno de Hipólito Mejía? El pueblo lo elije, primero, porque entendía que el primer periodo que encabezó Leonel Fernández era un poder usurpado y el cual debió ser del Dr. José Francisco Peña Gómez.
Segundo, surgen Hipólito y Milagros Ortiz Bosch, figuras esperanzadoras o redentoras de los ideales del líder de los desamparados.
La sombra nunca se separa del cuerpo, el príncipe de la chabacanería lo era el propio jefe de Estado, cuatro años donde no hubo respeto ni reparo ante nada ni nadie.
El solio presidencial fue casa de negocios particulares y citas banales, la cordura anduvo de vacaciones.
Hoy ese partido no puede fundamentar su campaña más que en los desaciertos que ellos entienden que ha tenido la gestión del PLD.
No pueden decir ni publicar logros por ellos dejados, sí logros de ellos obtenidos.
La sombra del mal va con el partido, su primer gobierno sólo permanece siete meses, se suicida en el poder el segundo hombre del PRD que asume el Estado.
El tercero sale del palacio presidencial a la cárcel y el cuarto deja la Nación sumida en el peor de los desordenes administrativo que registra la historia política dominicana.
A pesar de todo, esa entidad política goza de aproximadamente el 40% de la población electoral dominicana.
¿Qué indica esto? Que ese caudal de votantes, aun, espera de ese partido los anhelos y sueños de quien fuera su último guía el Dr. Peña Gómez.
El candidato Mejía, no presenta programa, planes ni proyectos, sólo promesas y sólo por moda apoya la asignación del 4% del PIB para la educación, y recordar que en su mandato se le redujo el presupuesto precisamente al Ministerio de Educación para aumentar la asignación al Ejército Nacional, cuando aquí no estábamos en guerra contra nadie.
Sea usted el jurado.
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