viernes, 17 de abril de 2009

SONAJERO


Comparto con los lectores de esta web este trabajo que envian desde Santiago

Jueves 16 de abril 2009

El cuco de abril

Grisbel Medina R.

Los dos pusimos la chapa del cuerpecito que la toxoplasmosis afectó. Los días posteriores a la intervención, fueron de silencio, de dolor. Tardamos mucho tiempo para mirarnos. Héctor y yo perdimos, sin querer, a alguien que hoy tuviera doce años.

Mi amiga Ursula sufrió tres veces la misma tragedia. El médico la mandaba acostar y aún así el útero no sostenía la criatura, la expulsaba. La última vez, los gritos de Ur escandalizaron la clínica. No hablamos de eso, pero si late el recuerdo, regresa el pesar, el silencio.

Por diversas razones muchas de mis compañeras de trabajo han perdido embarazos. Ninguna se alegra por eso. En Brasil, una niña de 9 años, violada por su padrastro, fue sometida a un aborto terapeútico en un centro sanitario del Estado. En ese país el aborto se permite en casos de violación o de riesgo de muerte para la madre. La niña, embarazada de mellizos, era violada desde los seis por su padrastro quien también abusaba de su hermana adolescente con deficiencia mental. En vez de orar y defender ambas vidas, el arzobispo José Cardoso, excomulgó a la madre y los médicos.

En estos días el cuco anda suelto. Y se recuesta de la fe para impedir que juntos y juntas dialoguemos sobre un asunto sanitario que mezcla una interesada visión del “derecho a la vida” con ética civil y bate la ley con la ¿honra? y la consabida doble moral. ¿Cuántas mujeres no han escuchado el “sácatela” del varón que la invitó y con quien se fueron a la cama?. Sobre el aborto es sensato conversar sin las turbulencias del fanatismo.

Sobre el cuco, se pronuncia Virginia Read, dominicana residente en España: No creo que ninguna mujer que haya abortado o que lo piense vaya con la frase "este cuerpo es mío". Las que conozco jamás superan el trance, aún siendo consciente de que su hijo venía sin cerebro. Las leyes se hacen para facilitar un trago duro, para proteger ... con los tres supuestos: Que el embarazo ponga en peligro en la vida de la madre, malformaciones congénitas incompatibles con la vida y violación, está más que claro. No entiendo la falta de delicadeza de las autoridades o el clero al tratar el tema. Otro maltrato más y con dedo acusador a los médicos, acusándolos de carnicero. Quiero que la ley sea clara, porque abortar, se va a seguir abortando...con cáscara de roble o con quinina, como hacían en tiempos de las abuelas... con perchas, saltando de un caballo. Pobre mujeres ignorantes del control de natalidad, pobres adolescentes abusadas. Cada caso merece atención individual dentro del marco legal. ¿Qué haría un diputado si le violan una hija con 9 años y la embarazan? ¡Ay si los curas parieran! Al Papa que me perdone por ser tan sacrílega, porque Dios no creo que juzgue tan duramente a todas las mujeres que han tenido que abortar”.

Y así, con el cuco suelto, me hago las mismas preguntas de María Isabel Soldevila: ¿Cómo podrá caminar hacia la vida este pueblo si condena a una niña violada a cargar con el fruto del estupro? ¿Quién decide cuál es la vida que se salva y la que se condena en el tribunal terrenal? ¿Quién se endiosa para dictarnos el camino hacia la verdad? ¿Tiene las manos limpias quien inyecta su “moralina” mientras acepta prebendas del poder? ¿Se las lavó como Pilatos?

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