domingo, 25 de enero de 2009

HALAGOS E INSULTOS


Un maestro le dijo a su discípulo:- Acércate al cementerio y, cuando estés allí, con toda la fuerza de tus pulmones, empieza a gritar toda clase de halagos a los muertos.

El discípulo caminó hasta un cementerio cercano y con su voz quebró el silencio gritando toda clase de elogios a los muertos.

Después regresó con su maestro.- ¿Qué te respondieron los muertos? - preguntó el maestro.- Nada.-

En ese caso, regresa al cementerio y lanza toda clase de insultos hacia ellos.

El discípulo regresó hasta el silente lugar. A todo pulmón, comenzó a soltar toda clase de improperios contra los muertos.

Luego de unos minutos volvió junto a su maestro, que le preguntó al instante:- ¿Qué te han respondido los muertos en esta ocasión?- Nada-, repuso el discípulo.

El maestro le dijo: - Así debes ser tú: “Indiferente, como un muerto, a los halagos y a los insultos de los otros”.(Contribución de Alejandro Moliné).

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